El baúl de viaje
Mercedes Martínez Cossío
A mediados del siglo XIX los baúles, enormes cofres de madera, respondian las necesidades de los viajeros, los nómadas de entonces; los viajes podían ser muy largos, y estos cofres mantenían los numerosos cambios de ropa y utensilios en buen estado; además, el espacio tanto en trenes como en barcos erta suficiente para resguardarlos. Por otro lado como se cargaban de un lado a otro, tenian que ser prácticos y a la vez ligeros.
El éxito fue inmediato, y pronto surgieron los imitadores.